Si mi vida en Ámsterdam se basaba
en coincidencias y casualidades, mi estancia en Ecuador no deja de sorprenderme
con situaciones/realidades/circunstancias y cosas paradójicas.
Para empezar, paradójico es que
sea en Ecuador donde por primera vez en mi vida haya visto un espectáculo de tablao flamenco
en directo. A pesar de mis numerosas visitas a Granada, y otras ciudades de
Andalucía, ha sido aquí donde, ¡por primera vez, he disfrutado de un espectáculo
como ese! Y para más inri, a cargo de un bailaor de origen cubano (que por cierto, wooow,
qué forma de claquear -si es que se
dice así…-) y una bailaora y un guitarrista ecuatorianos, concretamente de
Guayaquil, ella y de Cuenca, él. Pero ¡qué arte y elegancia! ¡Cómo si les
corriese por las venas la tradición del tablao flamenco!
Paradójico resulta también que aquí
se le llame “tinto” al café solo, cuando en realidad lo que más domina es un
color aguado que nada tiene que ver con el fuerte color marrón que le daría
sentido a su nombre; como tampoco tiene sentido el hecho de que en el
vocabulario ecuatoriano exista la palabra “cola”, pues lo más parecido a hacer cola, es
un tumulto de gente empujándose, y casi golpeándose, para pagar la compra en el supermercado,
subirse al autobús o coger número para hacer trámites en la municipalidad.
Paradójico también es estar en Ecuador y
escuchar más inglés que en las calles de Miami. Y hablando de calles, no deja de
sorprenderme que los cuencanos que pasean al mediodía por la ciudad abran sus paraguas para
protegerse de los intensos rayos de sol. De verdad que yo me
pregunto cómo pueden estar tan morenos si siempre están debajo de la sombra de
un árbol, de una sombrilla o del paraguas. Paradójico totalmente.
Del mismo modo, me sorprende un dato que me daban el otro día sobre el bajo nivel de apoyo al sistema político del país que presenta Ecuador en comparación a otros países latinoamericanos. ¿Cómo puede
ser eso posible si ayer que se presentaba el Informe Anual de Gestión en la Asamblea
de la Nación Ecuatoriana (algo así como el Debate de la Nación en España) todas las
televisiones de todas las picanterías
(pequeños restaurantes familiares) tenían sintonizado dicho
evento, con todos sus comensales colgados de la caja tonta escuchando los discursos de los ministros y sus continuas alabanzas a los medidas llevadas a cabo por el gobierno de Correa? Raro, cuanto
menos.
Y para acabar de rematar, la
mayor de las paradojas hasta ahora: que entrevisten a españoles migrantes en
Ecuador. ¿Migrantes españoles en Ecuador? Sí. Quizás hoy en día ya no resulte tan paradójico, pero hace unos años pocos hubiesen pensado que los españoles nos moveríamos buscando ofertas laborales a
Ecuador, el país de donde procedía un flujo enorme de migración. Pero lo cierto es que eso es lo que está sucediendo. La semana pasada yo misma fui conejito de indias de un estudio impulsado por la
Universidad de Cuenca, en el que entrevistan a españoles viviendo en Ecuador para
conocer su realidad en el país de acogida.
Después de todo esto… creo que
sólo sé que no sé nada.
Sabio , se dice del que sabe que no sabe nada.Un abrazo
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