En realidad yo creo que me
equivoqué de profesión. En realidad yo creo que tendría que haber sido editora
de guía de viajes: comer aquí, sí, cantidades abundantes, precios razonables;
comer aquí, no, menús repetitivos. Lavandería de la calle Gran Colombia, sí;
lavandería de la Juan Jaramillo, no, calcetines desparejados. Dormir aquí,
recomendable; dormir allí, no, no cambian las sábanas. Visitar el museo X, sí, interesante;
visitar la exposición Y, no, ni gratis. Bus de la Catedral a la estación
terrestre, sí, aunque parece cerca, lo cierto es que hay demasiada distancia
para ir caminando, especialmente cuando llueve (que suele ser siempre); caminar
de Montañita a Olón, no, a pesar de que te digan que está cerca, caminar por el
lateral de la carretera nacional no es la mejor idea. Confiar en los trabajadores
de la terminal de autobuses cuando te dan los horarios de partida, no, a no ser
que te apetezca hacer un ejercicio de observación en la estación durante horas;
desconfiar de los vendedores ambulantes, ¿por qué?, conocen los mejores lugares
para comer y los más baratos. Regatear en el mercado, sí rotundo, sales ganando;
regatear a los taxistas, nunca, te dejan tirado. Aprender quechua, ¿pa’ qué?,
se van a reír en tu cara; saludar con un Assalaamu alaykum al único
pakistaní del pueblo, claro, te va a regalar un kebab. Facturar chanclas de
plástico en la maleta, imprescindible, nunca sabes qué duchas te vas a encontrar;
cargar con libros de lectura, inútil, el entretenimiento está a través de la
ventana. Pedir un helado en la Costa, no, lo más probable es que esté desecho
antes de abrirlo por el bajo voltaje de la electricidad; pedir un
chocolate caliente en la Sierra, tampoco, lo más parecido a tu comanda
probablemente sea un Cola-Cao turbo frío. Contratar excusiones en agencias
turísticas, no-no-no; montarte tu propia excursión, sí-sí-sí. Sobrestimar los
precios orientativos de internet, siempre, pues aquí y en Pekín cada año suben
los precios; sobrestimar la hora de llegada de la gente, por supuesto, aun así
te quedarás corta. Seguir a raja tabla los consejos de las guías turísticas, no, Puerto López mola, diga lo que diga la guía; dejarte llevar por tus
intuiciones, ALWAYS.
*Aviso: cualquier parecido con la
realidad es pura coincidencia. (O no).
Nice!!!
ResponderEliminarali
Muy buen post y magníficas las fotos!!!!
ResponderEliminarBesazo
El anterior soy yo, Papi
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