Yo pensaba que en España éramos
(muy) forofos del fútbol. Pero luego, llegué a Ecuador. Aquí realmente me he
dado cuenta de que los partidos de fútbol, y ahora los partidos del mundial, paralizan
completamente cualquier actividad. Todo. Juegue o no la selección tricolor, Ecuador.
Cuando digo todo es to-do: clases
en la U (como le llaman aquí a la Universidad), reuniones de trabajo y, en
general, cualquier actividad productiva (a excepción, por supuesto, de los
negocios hosteleros que, con esto de que muchos partidos del mundial coinciden justamente
a las 14h del fuso horario ecuatoriano, la hora de comer, son los mayores
beneficiados). Además mientras hay partidos, el caótico tráfico de repente se
vuelve inexistente y las calles que tan vivas están durante el día, pasan a
estar sólo transitadas por los outsiders, los raros a los que nada les importa
el fútbol ni la selección…que son pocos, por cierto.
A parte de paralizar todo, el
mundial implica la casi obligación de contribuir a las “pollas” (en alguna ocasión ya he comentado que los cuencanos
producen la R de forma relajada, tan relajada que la doble R -rr- se convierte en doble
L -ll-). Esto es, con el mundial llega la casi obligación social de participar en
las porras de fútbol: la aportación de unos 20$ a la porra organizada
por amigos o compañeros de trabajo es imprescindible.
Yo, por suerte, parto con 2
ventajas en este mundial: una, tengo tres selecciones a las que apoyar según me
convenga (de momento, Holanda, puesto que el debut de Ecuador no se ha
producido, y que España ya tiene un pie dentro del Iberia: Curitiba-Madrid). Y
mi segunda ventaja, dado que en realidad no me fío de ninguno de los tres sino
más bien del poder de la afición brasileña para volver a llevar a su equipo a
lo más alto, no me he gastado ni 1$ en “pollas”.
Ecuador es un paraiso.Las derrotas sirven para aprender de los errores.
ResponderEliminarUn abrazo.