domingo, 15 de febrero de 2015

Corvinas machaleñas

Ojos que no ven, corazón que no siente. Eso es lo que pensé mientras veía cómo metían el pescado en el autobús de Machala (ciudad costera y pesquera del sur de Ecuador) con destino Cuenca (ciudad serrana).

Las cajas de pescado eran tan pesadas que era imposible no arrastrarlas; rozando por el suelo aquellas colas de corvina que se escapaban de los plásticos en las que iban envueltas. Los 32º y la humedad del momento hacen inevitable que el esfuerzo de los dos mozos que empujan las cajas, no resulte en gotas de sudor chorreando sobre las escamas de las corvinas. Para más inri, alguna cucaracha ronda la zona y, por descontado, las moscas revolotean las cajas enviciadas por el olor de los peces.
Yo observo la operación a escasos dos metros. Me gustaría echarles una mano. Sin embargo, lo que hago es contener alguna tímida carcajada. En realidad, la situación es tan surrealista que en ese momento no sé si morirme de risa o morirme de asco. Seguramente, la misma duda me surja mañana cuando me digan: “ de segundo tenemos corvina”.





lunes, 9 de febrero de 2015

10 cosas que...

10 cosas que no dejan de sorprenderme:

1.       Que tu estado civil sea pregunta obligada en cualquier trámite, tipo abrir una cuenta en el banco o firmar un contrato de trabajo…: ¿soltera, casada, viuda?
2.       Que el café, tinto, sea  el refrigerio de las 17h de la tarde.
3.       Que lo formal y normal sea lo informal y lo improvisado a última hora.
4.       Que los niños del balcón de enfrente se pasen el día en el balcón, incluso durante las horas de colegio.
5.       Que entres a cualquier institución pública y el sonido de fondo sea las funcionarias coreando a Prince Royce, con la radio en volumen 100.
6.       Que algo tan simple como una salsa de ají (esto es, cilantro, cebolla, ajo, limón, sal y ají) tenga un sabor tan diferente en cada picantería.
7.       Que Dori lleve 20 años trabajando entre lavadoras y secadoras 24 horas al día, 7 días a la semana.
8.       Que los mediodías sean tan calurosos y las noches tan frías.
9.       Que ya haya pasado un mes desde que regresé a estas cuatro paredes que tan bien me acogen.
10.   Que los chinos se unan, como yo, a la migración a tierras ecuatorianas.

martes, 3 de febrero de 2015

Mediando bajo la luz de una vela

La luz de la luna llena no es suficiente para iluminar la sala de la Casa Comunal. La empresa pública encargada de gestionar la luz y el agua de la Casa Comunal en la que nos encontramos ha cortado los servicios por el impago de numerosas facturas. Así que no hay ni luz, ni agua. La directiva que representa a los vecinos del barrio culpa a la Asociación de Sordo Mudos de haber generado tal deuda en los últimos meses, y se desentiende del impago. El Presidente de la Asociación de Sordo Mudos, por su parte, a través de la intérprete, manifiesta su conformidad con hacerse cargo de la deuda del agua, pero no así de la factura de la luz, pues según él, la directiva barrial también ha contribuido al gasto de la electricidad.

Mi función en la sala es propiciar algún tipo de acuerdo entre los vecinos y la Asociación de discapacitados. Por suerte, otro compañero de Desarrollo Social está allí, y entre todos conseguimos una justa distribución de las salas de la Casa Comunal y un incipiente acuerdo en cuanto a los pagos de las facturas. Acuerdo que se firma bajo la luz de una minúscula vela puesto que, aunque la luna ya está un poco más arriba dos horas después del inicio de la sesión, no es suficiente para iluminar los cinco puntos de acuerdo.
A pesar de la oscuridad del sitio , yo contenta. Primera misión resuelta satisfactoriamente.

lunes, 2 de febrero de 2015

Vacas y procesiones en las carreteras del Ecuador

El hecho de que aquí la distancia se mida en horas y no en kilómetros es muy revelador. Cuenca-Quito: 10 horas. Cuenca-Guayaquil: 4 horas. ¿Cuántos kilómetros los separan? Nadie lo sabe. Ni siquiera las señales de tráfico (si es que las hay…)  indican los kilómetros que faltan para llegar a un sitio (en la mayoría de los casos).

De todos modos, la referencia temporal no es más que eso, una referencia; pues normalmente hay que sumarle un par de cuartos de hora más. El viaje siempre te tiene preparado unos cuantos imprevistos. En el camino, se cruzan rebaños de vacas que descaradamente desobedecen las órdenes de su pastor, y ni siquiera se molestan con los desesperados pitidos de los conductores afectados. Las vacas, a su ritmo, invaden los carriles de la carretera, hasta que los coches ya casi las empujan con la propia carrocería hacia los laterales. Cuando no son las vacas, las procesiones interrumpen el tráfico. Procesiones religiosas a las 10 de la mañana de un domingo en pistas forestales secundarias (que no deben ni estar en el mapa), en las que nunca pensarías encontrarte un alma. Y, por desgracia, los accidentes también son un motivo (bastante, bastante) frecuente en la paralización del tráfico.
Así que bueno, después de unos meses aquí, he aprendido que cero credibilidad a cualquier referencia temporal. "Sí, mija, mañana. Mañana, ya firma el contrato”. Sigo esperando. O sea que, nada, paciencia. Y mientras tanto, ¡a seguir haciendo horas de autobús!