Han pasado 5 meses desde que estuve aquí por última vez, pero en la esquina de la cuadra antes de llegar al mercado sigue la señora de la mini-falda, con sus afilados tacones y su bolso colgado a un lado. Sigue esperando, me imagino, a cualquiera que le ofrezca un par de dolarcitos por sus servicios. En el mismo lugar y con la misma ropa (una bata blanca de médico y unos zapatos negros empolvados como si trabajara en la obra del tranvía de Cuenca) sigue también el vendedor de periódicos de la estación de autobuses. “El Extra! El Extra! Compre el Extra! Trae la noticia de un pobre guagua* que murió en un poso”, bramaba el tipo a la vez que agitaba el periódico para captar la atención de algún viajero necesitado de sensacionalismos para sobrellevar las 4 horas de viaje a Guayaquil. Curioso porque, la existencia de este tipo de medios “informativos” parece haberse expandido durante mi ausencia, ¿será que sirven de cortina de humo a la coyuntura económica que atraviesa el país en las últimas semanas?
La situación económica es algo
que sí ha cambiado con respecto a hace unos meses. Aún así, Ecuador sigue
creciendo y sigue atrayendo turismo. Y con la llegada masiva de gringos, vienen
los problemas típicos de dicho movimiento de gentes, como los hurtos. Consecuentemente,
en estos meses se han tomado nuevas medidas para atajarlos. De ello fui testigo
en el bus hacia Montañita (lugar de turismo por excelencia de la costa
ecuatoriana): un mensaje acústico advierte hasta la saciedad de la presencia de
carteristas y, simultáneamente, el conductor recorre el pasillo del autobús con
una cámara de video en mano grabando las caras de cada uno de los viajeros.
Conductor multifunciones… ¿No sería más eficaz tener una cámara fija que
grabase la entrada de los pasajeros? Digo yo…
Montañita sigue igual. Playa,
calor y fiesta. Yo me “acerco” allí (8
horas desde Cuenca) con motivo de mi llegada al mundo hace un cuarto de siglo.
Sin embargo, mi objetivo en este regreso está claro. Además de deleitar mi paladar
con frutas varias, chancho, morocho y seco de pollo, mi objetivo fundamental es
vender mi formación académica esperando que, más pronto que tarde, alguien la
compre para poder empezar a ejercer mis funciones correspondientes, como lo
hacen el vendedor de periódicos del terminal terrestre, el Extra o la señora de
la esquina.
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
ResponderEliminarJorge Luis Borges.