El otro día aprendí una palabra
en inglés que me encanta: "to bimble". Me gusta como suena y el movimiento
de labios al pronunciarla: bim-ble. Y además, me gusta su significado; algo así
como deambular, callejear, caminar sin destino ni objetivo.
En uno de esos paseos, me he dado
cuenta de que la primavera está al caer. Y no precisamente porque sea 20 de marzo, el sol haya salido o las flores estén brotando. Sino
porque los homeless han vuelto al parque. Y han vuelto a ocupar los mismos sitios en los que se reunían en Septiembre, cuando aun quedaban vestigios del verano. No sé donde habrán pasado el
invierno (ni si realmente no tienen casa), pero lo curioso es que, seis meses después, (a parte de que siguen agarrados a una lata de cerveza) los homesless se vuelven a reunir en los exactos mismos bancos y en las
mismas zonas del parque en las que lo hacían meses atrás.
Por supuesto que esta estrategia
de ocupar el espacio público no es sólo cosa de los homeless. También lo hacen
los grupos de amigos que cada tarde se sientan el mismo banco de la plaza del
barrio (y lo enguarran con las cáscaras de pipas); o los movimientos sociales que salen a la calle y toman las plazas más emblemáticas
de la ciudad. El hecho de ocupar, al fin y al cabo, no es más que una forma de reclamar un sitio como tuyo, de marcar
territorio.
En fin… Durante mi paseo,
mientras en mi cabeza siguen las teorías de “ocupación del espacio público” (que tan ocupada me tienen últimamente),
vuelvo a recordar a los homeless que
he dejado atrás hace un rato y pienso: ¿no será un poco pronto para volver al
parque? Hace un frío que pela.
Bimble to get inspired.
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