Que esta vida es de preguntas,
más que de respuestas. De tardanzas, más que de puntualidades. De libros por la
mitad, que de libros finalizados. De helados de chocolate que se derriten en
las sandalias recién estrenadas, que de facturas lanzadas desde la cama que
entren en la papelera. De niños reclamando la atención de sus padres, que de
camareros pendientes de que quieres más kétchup en tus papas. Sí, eso,
indiferencia, o ignorancia. De las atrevidas esas, hablamos. Y no por la mini-falda
que lleva en los ocho grados nocturnos de la Sierra Andina –¡que cada uno vista
como quiera! – sino por atreverse a hablar de política, como lo hace de futbol
o de religión. Con mucho ímpetu y pocos argumentos. Esos son los que le faltan
también al que dice que “un clavo saca a otro clavo”. Bendito Romeo Santos que
advierte que eso sólo rima. Una de sus pocas frases coherentes. Pues esto va
más de incoherencias e incongruencias, que de mosquitos que respeten tus
piernas cuando visitas la costa ecuatoriana. Harta me tienen ya. Mis uñas ya
están limadas de tanto rascarme, como lo están mis nalgas cuando decido
emprender “carretera y manta” por este país cuyo eslogan turístico “recorre la
costa, la Sierra y el Amazonas en un solo día”, no hace más que confirmar que
lo de exagerar se nos da muy bien. A la moderación que le zurcen. En lugar de
un morocho, ¡póngame dos, por favor! Como si la leche endulzada con azúcar y
canela fuese a quitarle las penas a una. Para eso ya están las peluqueras, que
por cada sesión les debían de convalidar un año de psicología: “hágame caso,
mija, córtese un poco más las puntas que ya lo están pidiendo a gritos”. A
gritos voy a contestar la próxima vez que me sirvan el segundo plato sin
haberme acabado antes la sopa. Tanta prisa para algunas cosas y cuando la
reunión está agendada para las nueve, empieza a las diez. Misterios de la vida…
Por suerte, la colección de libros de “Antiprincesas” ya está a la venta y
pretende resolver alguno de estos enigmas: “Hija, te acuerdas de cuando
hablamos de que no existían los Reyes Magos, ni Papá Noel? Pues hoy vamos a
hablar del Príncipe Azul”. Toma. Uno menos. Sigue. Dale. Hasta abajo. Cual canción
de reggaetón.